Nos
levantamos con el smartphone como despertador, por la noche lo utilizamos de
linterna y si nos desvelamos lo miramos por si hemos recibido un mensaje.
Cuando amanece encendemos el ordenador para revisar las noticias mientras
desayunamos, en el transporte público vamos escuchando música a través del
teléfono o jugando. En el trabajo, aunque sea en modo vibración, lo tenemos a
mano y no nos importa recibir o contestar mensajes y siempre echamos un vistazo
a nuestras redes sociales y direcciones de correo privadas en el ordenador.
Resulta
casi tan difícil recordar la búsqueda que realizábamos no hace demasiado tiempo
de una información en una enciclopedia como intentar encontrar una persona que
no tenga un smartphone o esté familiarizada con Internet.
Así
es como empieza la nomofobia, una enfermedad del siglo XXI con la que no se
nace, sino que se hace. Proviene del inglés al unir No Mobile Phobia y
representa el miedo, la angustia, el pánico y el sufrimiento a no estar
conectado a Internet o al teléfono para poder interactuar. Paralelo a este
sinvivir tecnológico se encuentra la movilfilia, que es la excesiva afición al
teléfono convertida en una obsesión compulsiva de tener que estar mirándolo
constantemente.
Sobran
los comentarios a las definiciones porque o bien nos sentimos identificados en
algún apartado o conocemos a alguien que, sin saberlo, sufre estos síntomas de
nuevo cuño. El origen está claro, el avance de la tecnología ha sido tan
exponencial en los últimos años que no sólo ha condicionado nuestros usos y
costumbres, sino también nuestro comportamiento. Aquello de facilitarnos la
vida, poner a nuestro alcance conocimientos y acercar distancias a la hora de
comunicarnos ha ido degenerando en una dependencia sin medida y en una vida en
la que confluyen prácticamente en un mismo terreno las cuestiones de trabajo y
las personales.
Los
usuarios, desde los más adolescentes que han desarrollado el dedo pulgar
gracias a la tecnología, hasta los más mayores que han hecho el esfuerzo de
bucear en los avances técnicos sin complejos, nos enfrentamos a esta especie de
necesidad de estar siempre conectados, una vida 2.0 en la que cedemos parte de
nuestra privacidad a las redes sociales a cambio de sentirnos falsamente más
informados, acompañados, entretenidos y mejor comunicados. Pensábamos que era
obligatorio dar ese paso para no quedarnos atrás en la modernidad y lo que
hemos conseguido es deshumanizarnos.
La
red social Facebook revelaba recientemente un experimento sobre cómo influye lo
que contamos de nosotros a través de Internet. Un falso adivinador era capaz de
sorprender a sus interlocutores sabiendo sus sueños, anhelos y proyectos a la
vez que destapaba situaciones de su pasado sólo consultando sus perfiles en las
redes sociales. Todo legal y a la vista.
Las
reuniones de trabajo ya se convocan por mensajes instantáneos de teléfono y son
inconcebibles sin videoconferencias y presentaciones de power point. Es nuestro
GPS, en nuestros ratos libres la consulta del teléfono es obligatoria y nos lo
llevamos incluso hasta al baño. Al regresar a casa, con la televisión o la
radio de fondo, las nuevas tecnologías a través del portátil, el teléfono o la
tableta siguen ocupando nuestro tiempo en detrimento de la comunicación verbal…
Está
claro que la competitividad laboral explica que profesionalmente se busquen
trabajadores dispuestos a pensar en el trabajo las 24 horas al día, a contestar
inmediatamente, pero cuando esas personas tan avezadas en las tecnologías se
integran en la vida laboral denotan una gran incapacidad de comunicación y de
trabajo en equipo. Saben interactuar con las máquinas, pero no han aprendido a
relacionarse ni conocen las actitudes corporales de la vida real… Y cómo no lo
vamos a entender, si nosotros mismos, a imitación de los famosos, somos los
primeros en disimular una llamada telefónica para evitar un encuentro o una
conversación…
Estamos
no sólo vigilados, como se ha puesto de manifiesto recientemente, y espiados,
sino también acorralados y esclavizados de manera consentida. Pongámonos
límites a la tecnología, desintoxiquémonos de la dependencia y disfrutemos con
un libro, con un café y con una conversación cara a cara, aunque sea de vez en
cuando… pero con el teléfono lejos y apagado.
DEFINICIÓN :
Nomofobia
La
nomofobia es el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil.1 2 El
término, que es una abreviatura de la expresión inglesa "no-mobile-phone
phobia",3 y fue acuñado durante un estudio realizado por la Oficina de
Correos del Reino Unido encargado al instituto demoscópico YouGov para estimar
la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles.
El
estudio se llevó a cabo en Reino Unido en 2011 y contó con una muestra de 2163
personas, revelando que casi el 53% de los usuarios de teléfonos móviles en el
Reino Unido tienden a sentir ansiedad cuando "pierden su teléfono móvil,
se les agota la batería o el crédito, o no tienen cobertura de la red." De
acuerdo con el estudio, alrededor del 58% de los hombres y el 48% de las mujeres
sufre de la fobia, y un 9% adicional se siente estresado cuando sus móviles
están apagados. La investigación también ha demostrado que los niveles de
estrés de una persona con nomofobia son equiparables con los nervios que se
tienen el día antes de la boda o de la visita al dentista.4 Respecto de las
razones para que la ansiedad se manifestase, el 55% afirmó que era por el hecho
de estar "aislado" de las posibles llamadas o mensajes de familiares
y amigos, mientras que un escaso 10% afirmó que la causa era su trabajo, ya que
le exigía estar conectado permanentemente.5
Se trata de un trastorno que sufre, sin saberlo, al menos la mitad de la población. Cuando
nos quedamos sin batería después de pasar todo el día fuera de casa, y una
sensación de ansiedad nos invade y nos hace desear intensamente el momento en
que volvamos a enchufar el teléfono móvil a la corriente, hablamos de un caso
claro de nomofobia. Si somos presas de la desesperación al darnos cuenta a
medio camino del trabajo de que hemos olvidado el móvil en el recibidor y de
que en el transcurso de esa escasa media hora han podido contactarnos un número
inconmensurable de personas, hablamos también de esta novedosa enfermedad,
hasta ahora no declarada.
La nomofobia es el miedo irracional a
estar sin teléfono móvil. El término proviene del anglicismo “nomophobia”
(“no-mobile-phone-phobia”). La dependencia al
dispositivo electrónico genera una infundada sensación de incomunicación en el
usuario cuando este no puede disponer de él, bien porque lo haya dejado
olvidado en casa, bien porque se haya agotado su batería o esté fuera de
cobertura.
A
pesar de contar con las vías ordinarias de comunicación, empezando por la de
personarse ante su interlocutor, el nomofóbico enloquece ante la imposibilidad
de contactar con cualquier persona en cualquier momento allí donde se
encuentre. No se aplica únicamente a los usuarios de smartphones, si bien es
cierto que los antiguos teléfonos móviles no generan en nosotros tanta adicción
al no ofrecer posibilidad de navegación, ya que se ha trasladado el grueso de
la actividad comunicativa de nuestros cercanos a la mensajería instantánea.
Según las estadísticas, los usuarios de smartphones consultan sus teléfonos una
media de 34 veces al día.
Los síntomas de este trastorno son sensación de ansiedad, taquicardias, pensamientos
obsesivos, dolor de cabeza y dolor de estómago. Según los expertos, el
nomofóbico suele ser una persona insegura y de baja autoestima. Las mujeres son
quienes más la padecen, dado que su estructura cerebral les procura una mayor
necesidad comunicativa y necesidad afectiva que a los varones. En cuanto a la
edad, la nomofobia suele darse en mayor medida en adolescente.
Nomofobia: la enfermedad que quizás padece
y no lo sabe
La adicción
al teléfono móvil es, para muchos, la enfermedad del siglo XXI. Tanto que,
según los expertos, el miedo a estar sin el teléfono se puede diagnosticar ya
como un trastorno para una gran parte de la población, sin que los afectados
sean conscientes de Ello.
Leer
más: Nomofobia: la enfermedad que quizás
padece y no lo sabe - La Razón digital
http://www.larazon.es/detalle_hemeroteca/noticias/LA_RAZON_436328/6785-nomofobia-la-enfermedad-que-quizas-padece-y-no-lo-sabe#Ttt1uYoo8FPvGr3f
Mejora
tu Posicionamiento Web con http://www.intentshare.com 23
de marzo de 2012. 00:00h E.
Villar. Madrid.
El
mejor teléfono móvil, ya sea con internet o sin él, un smartphone o un
"zapatófono" de toda la vida, es aquel que usamos sólo cuando de
verdad nos es útil. Y aquel del que podemos prescindir sin que nos ocasione
ningún tipo de alteración. ¿Cuántos están en condiciones, hoy en día, de poder
decirlo?
Que
levante la mano quién es capaz de dejarse el móvil en casa y no tener un deseo
irrefrenable de volver a por él. Quién se ha quedado sin batería una tarde y no
ha tenido la sensación de estar ilocalizable. Quién ha salido sin teléfono y no
ha albergado la sospecha de que precisamente esas horas recibirá una llamada
importante que no podrá atender. Y sobre todo: quién ha salido del cine o del
teatro en alguna ocasión y ha aguantado hasta la puerta de la calle sin revisar
sus llamadas o mensajes perdidos.
Quien
no pueda responder satisfactoriamente a estas preguntas, que se quede con este
nombre: nomofobia. Es el término, abreviatura de la expresión inglesa
'no-mobile-phone phobia', que los expertos han puesto al miedo a estar sin el
teléfono móvil, y que –dicen- es la enfermedad del siglo XXI. ¿Cuántos usuarios
de este dispositivo la padecen?
Adicción
al teléfono móvil
El
último de los estudios sobre adicción al teléfono móvil arroja, desde luego,
conclusiones preocupantes: el 66% de la población británica padece nomofobia,
según una encuesta que acaba de hacer pública la firma OnePoll basándose en mil
entrevistas. La dependencia ha llegado a tal punto que el 41% de los usuarios
del Reino Unido tiene dos teléfonos o más para estar permanentemente conectado.
Hace
cuatro años, una encuesta similar cifró en el 53% el porcentaje de personas
adictas al móvil, trece puntos por debajo, lo que da una idea del ritmo de
crecimiento de este trastorno, tanto como la frecuencia con la que se hace uso
del teléfono. Por término medio, cada usuario consulta su móvil 34 veces al
día. Teniendo en cuenta que muchos de ellos siguen haciéndolo solo
ocasionalmente, es fácil hacerse una idea de la dependencia del teléfono móvil
que tienen algunos.
Y
claro, ante un bien tan preciado, y como ocurre con cualquier tesoro que se
convierte en obsesión, el miedo a perderlo puede llegar a ser aterrador. Según
el estudio, el 70% de las mujeres reconoce tener pánico a perder su teléfono
móvil, frente al 61% de los hombres.
Dependencia del móvil entre los jóvenes
Como
es obvio, la dependencia del móvil es especialmente preocupante entre los más
jóvenes. Francisca López Torrecilla, experta en adicciones y directora del
departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la
Universidad de Granada (UGR) , cifra en el 8% el porcentaje de universitarios
españoles que sufre 'nomofobia'.
Sin
embargo, lo más interesante son las consecuencias que, a su juicio, acarrean
este miedo irracional a no llevar el teléfono móvil encima, y que se resumen en
que los jóvenes se aburren cada vez más con las actividades habituales de ocio.
Según López Torrecilla, los adictos al móvil suelen presentar algunas
características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas
con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en
resolución de conflictos.
Además,
la nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado
o inquietud, negación, ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de
culpa y disminución de la autoestima.
Leer
más: Nomofobia: la enfermedad que quizás
padece y no lo sabe - La Razón digital
http://www.larazon.es/detalle_hemeroteca/noticias/LA_RAZON_436328/6785-nomofobia-la-enfermedad-que-quizas-padece-y-no-lo-sabe#Ttt1uYoo8FPvGr3f
Mejora
tu Posicionamiento Web con http://www.intentshare.com
Cómo
superar la nomofobia
Hoy en día la mayoría de la población cuenta con un
teléfono móvil, se trata de uno de los avances tecnológicos más
importantes que hemos vivido. Los teléfonos móviles han pasado a ser parte de
nuestras vidas y constituyen uno de los objetos personales más significativos.
Se estima que el 53% de las personas que tienen teléfonos móviles tienen
nomofobia, es decir, miedo irracional de salir a la calle sin el móvil. Si tú
padeces nomofobia, aquí te daremos algunas recomendaciones para ayudarte a
superarlo.
Instrucciones:
1._ Consulta
con un especialista. La nomofobia es un trastorno de ansiedad, y como tal, debe
ser tratado por un profesional de la salud. Se recomienda la terapia cognitivo-
conductual que tiene que ver con la modificación de la conducta.
2._Apaga
el móvil durante la noche. De a poco, puedes proponerte tomar distancia del
teléfono móvil apagándolo por la noche.
3._Aléjalo
de ti. Mientras estés dentro de tu casa, trata de dejar el móvil en otra
habitación.
4._Breves
salidas sin el móvil. Cuando tengas que ir de compras o a algún lugar cercano
de tu casa, trata de salir sin tu teléfono móvil.
5._Elimina
toda aplicación que te permita conectarte a Internet. De esta manera, reduces
la utilización del teléfono móvil a recibir, enviar mensajes de texto, hacer y
responder llamadas.
Nomofobia: esclavos del móvil
Miedo
a no estar conectado, angustia a dejarse el smartphone en casa o consultar los
mensajes cada pocos segundos. El teléfono móvil es una herramienta que hoy no
falta en la vida de nadie. Un aparato imprescindible que, en muchos casos, se
convierte en un problema de salud grave
MADRID/EFE/PAZ
OLIVARES LUNES 13.01.2014 SIN COMENTARIOS ↓ ENVIAR
La
nomofobia es el miedo a dejarse el móvil en casa/EFE/Jorge Zapata
El
término nomofobia significa “no-mobile-phone phobia” o, lo que es lo mismo, la
dependencia al teléfono móvil llevada al extremo. Es el nombre con el que se ha
definido al miedo de estar sin móvil. Puede parecer una simple adicción, pero
también es posible que detrás de eso haya un grave problema psicológico.
Las
fobias son una manifestación de nuestros conflictos internos
expresados a través de algún tipo de miedo o angustia. Con el desarrollo de las
tecnologías, han nacido nuevas fobias que se relacionan directamente con la
innovación de los dispositivos electrónicos.
El
uso diario y continuo de Internet, las redes sociales, tablets o smartphones
hace que nuestra salud se vea afectada. Antonio de Dios, psicólogo del Hospital
Quirón de Marbella, ha hablado con EFEsalud para explicar las razones por las
que se produce la nomofobia y cómo combatirla.
Síntomas
Sensación
de ansiedad
Taquicardias
Pensamientos
obsesivos
Dolor
de cabeza
Dolor
de estómago
Causas
La
nomofobia: el miedo a vivir sin móvil
EFE/
Sebastiao Moreira
Por
un lado, se produce una dependencia absoluta de los demás, pues el móvil es una
manera de estar conectado. Es todo un problema de autoestima y de relación. De
hecho, la inseguridad personal es el factor más común que causa nomofobia.
La
idea de perfeccionismo es otra de las razones por las que aparecen estos casos,
ya que en estas personas existe una necesidad de hacerlo todo sin ningún fallo.
“Mi
vida circula alrededor de satisfacer al otro, así que, si me llaman y no tengo
la posibilidad de estar conectado, me siento solo. Aparece el miedo a
decepcionar a los demás”, afirma Antonio de Dios.
Si
estamos esperando una llamada y no contestamos, sentimos que estamos fallando y
el miedo se apodera de nosotros
Consecuencias
Al
producirse una esclavitud absoluta al móvil, la adicción a veces es
incontrolable.
Antonio
de Dios asegura que los que sufren este problema son personas que no pueden
apagar el móvil por las noches y que, por tanto, se ven interrumpidos durante
sus horas de sueño. El insomnio es, por tanto, una de las consecuencias más
frecuentes en los pacientes con nomofobia.
Lo
primero que hacen los nomofóbicos al tener un móvil entre sus manos, después de
un rato sin utilizarlo, es consultarlo inmediatamente.
“Es
como el que tiene adicción al tabaco, que lo pasa mal cuando se le acaban los
cigarrillos y que, en cuanto tienen la posibilidad de fumar, lo primero que
hacen es encenderse uno”
Tratamiento
Siempre
es aconsejable, ante cualquier duda, consultar con una persona especializada en
dependencias, adicciones y en el tratamiento de la seguridad personal o la
autoestima.
El
abuso del smartphone se produce muchas veces porque la persona se siente
presionada en algunos aspectos de su vida y de los que debería liberarse.
“Nuestra
vida ha de estar centrada en nosotros mismos y no en la comunicación con los
demás. De hecho, estar en contacto con el resto debería ser considerado como un
extra”
Perfil
del nomofóbico
Es
una persona que tiene falta de seguridad en sí misma y baja autoestima. En cuanto
a la edad, la nomofobia suele darse mucho más en adolescentes, pues ellos
tienen más necesidad de ser aceptados dentro del grupo, además de que los
jóvenes están más familiarizados con las nuevas tecnologías que las personas
más mayores.
La
nomofobia: el miedo a vivir sin móvil
EFE/
Harold Escalona
Suele
ser más común entre en sexo femenino, pues la estructura cerebral de las
mujeres hace que tengan más facilidad para comunicar y más necesidad afectiva
que los varones. Además, ellas tienen mayor capacidad para establecer
relaciones afectivas.
“Los
hombres no tenemos tanta necesidad y utilizamos el teléfono móvil para aspectos
tecnológicos, laborales o de gestión”, apunta De Dios.
Cómo
afecta a las relaciones afectivas
Las
relaciones de pareja se han visto afectadas en gran medida por el uso
permanente del smartphone, aunque también es cierto que las facilita en muchas
ocasiones. Hoy en día, tenemos muchas formas de comunicarnos, aunque, llevado
al extremo, esto provoca un enorme problema.
“El
hecho de mantener una relación a través de la pantalla hace que, a la larga, no
seamos capaces de ser nosotros mismos cuando estamos cara a cara. Las personas
inseguras se benefician al estar protegidas por un teclado y al poder expresar
más cosas en la realidad virtual”, explica el especialista.
Se
trata de un círculo vicioso. El miedo a la inseguridad aumenta la protección de
estar detrás de un aparato y, al pasar más tiempo con el artilugio entre manos,
más habilidad adquirimos en su uso y más pánico tenemos al cara a cara.
“A
veces no somos capaces de trasladar las relaciones que creamos a través del
ordenador o del WhatsApp a la realidad del día a día. Ahí estaremos ante un
problema”, declara el psicólogo Antonio de Dios.
Consejos
Apuntar
lo que sería un uso razonable del teléfono
Apagar
el móvil durante las comidas o durante una reunión familiarizados
Priorizar
la realidad al mundo virtual
Si
nos damos cuenta de que la ansiedad se apodera de nosotros al dejarnos el
teléfono en casa, nunca está de más consultar con un especialista